Turbas y otros sustratos
 
El suelo es el medio donde la planta encuentra el agua, las sustancias minerales y el oxígeno necesarios para su crecimiento y desarrollo vegetativo. Al mismo tiempo hace de soporte a la planta.
El suelo ideal es aquel que tenga una porosidad y disposición de sus partículas tales que permitan la penetración de las raíces y que retengan el agua y el aire en cantidades suficientes. En muchas ocasiones no se encuentra este suelo ideal, por lo que hay que acudir a suelos artificiales. Este es el caso de todos los cultivos realizados en macetas y contenedores.
Las plantas cultivadas en recipientes tienen un crecimiento limitado de sus raíces, pero en cambio tienen necesidades de nutrientes, aire y agua elevadas. Por este motivo, en los cultivos en recipientes hay que buscar sustratos que sean capaces de mantener una gran cantidad de raíces en un reducido espacio teniendo suficiente agua y aire disponible.
Los sustratos artificiales normalmente se obtienen por la mezcla de varios productos. Es la suma de las características de cada uno de esos productos o componentes de la mezcla la que le dará las características óptimas al sustrato.
Normalmente estos productos tienen gran cantidad de macroporos para mantener la aireación y retienen gran cantidad de agua.
 
Propiedades físicas de los sustratos
 
La densidad aparente de un sustrato debe ser baja, ya que de esta manera las raíces tienen facilidad para penetrar a través del mismo, al tiempo que el peso de la maceta no es grande.
Los sustratos artificiales normalmente son orgánicos en gran parte, ya que la materia orgánica tiene propiedades tales como baja densidad, elevada porosidad, gran capacidad de intercambio iónico, alta capacidad de retención de agua, etc. La otra parte del sustrato artificial está formada por sustancias minerales naturales o artificiales (tierra volcánica, arena, perlita, vermiculita, etc.). Estos productos minerales tienen una elevada densidad real y una densidad aparente muy baja y son muy porosos.
En general un sustrato artificial tiene una granulometría mucho más gruesa que un suelo, lo que facilita la aireación aunque en detrimento de la retención de agua. Por ello, al hacer una mezcla a base de sustancias orgánicas y minerales, hay que tratar de buscar el equilibrio entre retención de agua y aireación.
 
Propiedades químicas de los sustratos
 
Las propiedades químicas de un sustrato son importantes, ya que de ellas dependerán en gran parte la disponibilidad de nutrientes. Según sea el pH del sustrato estarán disponibles en mayor o menor medida los iones de unos u otros minerales. Así por ejemplo, con un pH bajo están poco disponibles los iones de Calcio, Azufre y Potasio, mientras que a pH alto son poco asimilables los iones de Fósforo, Hierro, Manganeso, Cinc, etc. Por estos motivos el pH de un sustrato debe estar alrededor de 6,5, ya que este es al parecer el punto de máxima disponibilidad de nutrientes.
El sustrato ideal debe tener nutrientes en forma asimilable para la planta (nitrógeno, potasio, fósforo, azufre, calcio, magnesio y hierro entre los macroelementos y cobre, cinc, sodio, manganeso, boro, cloro y molibdeno entre los microelementos). Estos nutrientes, sobre todo el N,P y K, deben ser aportados mediante abonados ya que las necesidades de la planta son grandes y el espacio con sustrato de una maceta es pequeño.
 
Características de un buen sustrato
 
El sustrato ideal debe ser estable, es decir, no perder fácilmente sus cualidades físicas (apelmazamiento). Debe ser ligero, es decir con una baja densidad aparente. Debe tener macroporos que permitan la aireación de las raíces. Este espacio debe ser un 20 % del volúmen total. Su pH debe estar alrededor de 6-6.5 que es el ideal para casi todas las plantas. Tiene que ser estéril, es decir, libre de organismos patógenos para las plantas. Tiene que tener capacidad de retención de nutrientes, y para ello debe estar presente la materia orgánica que tiene buena capacidad de intercambio iónico. Debe permitir retener agua pero sin poner en peligro la aireación. Este volúmen de agua retenida debe ser el 25 % del volúmen total.
De igual modo, un sustrato ideal debe ser mojable, esto es, que si se seca tiene que volver a mojarse con facilidad (problema que tiene la turba).
 
Materiales empleados normalmente en la elaboración de sustratos
 
Existe un elevado número de materiales aptos para la formación de sustratos. En general los más conocidos son: Las turbas, los residuos forestales (hojas y cortezas), las arenas y los materiales sintéticos (perlita, vermiculita, lana de roca, poliestireno, etc.) para cultivos en macetas. Para cultivos en pleno suelo también se elaboran sustratos con estiércoles, mantillos, tierra vegetal, etc.
 
Sustrato tipo para cultivo en macetas
 
Son muchas las mezclas que pueden leerse en muchísimas publicaciones. Existe una mezcla tipo medio, ideal para casi todo tipo de plantas y que sería la siguiente:
4 partes de turba rubia
1 parte de arena fina o perlita
A esta mezcla habría que añadirle de 1 a 3 gr. por litro de sustrato de abono que aporte calcio, nitrógeno, azufre, potasio y magnesio.
 
Las turbas
 
Las turbas son los materiales más empleados en la elaboración de sustratos para macetas debido a sus cualidades. Las turbas rubias o poco descompuesta debido a su estructura posee una excelente porosidad y es buena receptora de soluciones nutritivas, proporcionando gran aireación a las raíces. Además está libre de gérmenes y semillas de malas hierbas y es bastante ligera. Después de su humedecimiento y abonado puede ser utilizada inmediatamente.
Las turbas negras, más descompuestas son de peor calidad, retienen peor el agua y poseen menos aireación para las raíces.
Para utilizar la turba una vez abierto el embalaje hay que desmenuzarla y humedecerla ligeramente, ya que de otra manera se hace dificil su manipulación. Posteriormente habría que añadirle cal para aumentar su pH, aunque ello dependerá del tipo de turba, de la dureza de las aguas empleadas y de los cultivos que vamos a realizar. Hay que tener en cuenta cuando se utilizan aguas duras, como son las de nuestra zona, que a lo largo del cultivo el pH se verá aumentado entre 0.5-1 grado.
Si se le ha añadido cal y se ha mezclado con la turba, deberá dejársela en reposo unas 10-12 horas para que la cal reacciones con la turba antes de su utilización.
Posteriormente se procederá al abonado de fondo mediante la adición de un abono complejo en dosis de 1,5 kg, por metro cúbico de sustrato.
 
Residuos forestales
 
El más conocido y utilizado es la corteza de pino, que es bastante estable y airea el sustrato. Debe estar triturada en trozos muy pequeños (1-2 cm.) y se mezcla con turba en cantidades variables. También se utiliza el serrín siempre que no provenga de maderas tratadas con productos tóxicos para las plantas. En los sustratos que utilicen estos residuos hay que aportar dosis complementarias de abonos nitrogenados, ya que estos residuos forestales no aportan nitrógeno.
 
La arena
 
La arena es una de las sustancias más utilizada en la mezcla de sustratos, aunque se emplea en pequeñas cantidades. La arena mejora la estructura del sustrato, pero aporta peso al mismo. Las arenas utilizadas no deben contener elementos nocivos tales como sales, arcillas o plagas. El grano no debe ser grueso. La arena de río, que es la mejor, debe estar limpia para ser utilizada en sustratos. La arena utilizada en construcción no es buena porque lleva mucha arcilla y se compacta.
 
Sustancias artificiales
 
Perlita. Es de orígen volcánico. Sometida a altas temperaturas se expande y da unas partículas blancas de poco peso, estériles y muy útiles para proporcionar porosidad y aireación al sustrato. Posee una capacidad de retención de agua de hasta 5 veces su peso. Tiene un pH de 7-7.5
Vermiculita. Es un tipo de mica que sometido igualmente a altas temperaturas se expande y da un producto que tiene buena capacidad de intercambio iónico, es decir, de retener nutrientes. Aporta igualmente porosidad al sustrato. Su pH es de 7-7.2
Arcilla expandida. Obtenida a partir de cierta arcilla sometida a altas temperaturas que forman unas bolas que poseen baja capacidad de retención de agua y buena capacidad de aireación. Su pH está entre 5-7.
Lana de roca. Obtenida al fundir a altas temperaturas rocas volcánicas calcáreas y carbón de Cock, dando orígen a unas fibras que se mezclan con una resina para estabilizarlas. Pueden retener hasta el 80% de su volúmen en agua y tienen una porosidad elevada. Su pH oscila entre 7-9.5.
Poliestireno expandido. Es un plástico desmenuzado de color blanco muy ligero y con poca capacidad de retención de agua y mucha porosidad. Su pH oscila entre 6-6.3.
 
Sustratos de turba y otros componentes
 
Es muy frecuente en los cultivos en maceta utilizar sustratos formados a base de turba y otras sustancias que mejoren sus propiedades físicas. Algunas de estas mezclas son:
Turba y arena. Se utilizan mezclas en diversas proporciones, dependiendo del tipo de cultivo, si se utiliza en semilleros, enraizados, etc.
Turba y perlita o turba y vermiculita. Suelen utilizarse estas mezclas en el enraizado de esquejes. Normalmente se mezclan en partes iguales.
En general, conociendo las características de cada unas de las partes que intervienen en el sustrato, añadiremos las cantidades de cada una de ellas que estimemos convenientes para mejorar o potenciar una determinada cualidad física o química (retención de agua, porosidad, intercambio iónico, ligereza, pH, etc.).