Plagas y enfermedades de las plantas
 
Aunque es evidente que desde tiempos prehistóricos ya existían enfermedades y plagas de las plantas, fue con la transformación del hombre en agricultor, modificando las tierras y cultivándolas, cuando los agentes causantes de las mismas comenzaron a cobrar una notable importancia, incidiendo negativamente en la producción. El hombre, con su afán de obtener una gran variedad de productos vegetales con fines alimenticios, medicinales, industriales u ornamentales, cada día mayor al aumentar la población, y con las facilidades del comercio mundial, ha introducido en sus lugares de asentamiento numerosas especies exóticas y, con ellas, sus plagas y enfermedades en muchos de los casos. Al romperse los equilibrios naturales entre las plantas y sus enemigos, éstos han proliferado en ocasiones de forma alarmante, obligando al hombre a una continua lucha por medios diversos, tal como se comentará más adelante. Ejemplo dramático de ello puede ser el caso de la filoxera (Peritymbia vitifolii), que se introdujo en Europa procedente de América a finales del siglo XIX y arrasó todos los viñedos, o el escarabajo de la patata (Leptinotarsa decemlineata), que se ha extendido al mismo tiempo que lo hacía este cultivo en América y Europa.
Las pérdidas que ocasionan las plagas y enfermedades en los cultivos de los países desarrollados pueden cifrarse entre el 10 y 20 % del total de la producción, según los cultivos. Ello obliga a una constante lucha y al empleo de cantidades masivas de productos fitosanitarios, en ocasiones de efectos poco estudiados o controvertidos, tanto para la Naturaleza como para el ser humano y los animales consumidores de las plantas tratadas.
Mientras que el término Fitopatología estudia tanto las plagas como las enfermedades, en ocasiones éstas se separan en dos ciencias, la Patología vegetal, que se ocupa de las enfermedades de las plantas producidas por hongos, bacterias y virus y causas no parasitarias y la Entomología agrícola, que estudia las plagas de insectos. La Fitopatología estudia, por tanto, las causas productoras de las plagas y/o enfermedades, etiología, los síntomas que producen en las plantas, sintomatología, y los medios y prácticas para curarlas o prevenirlas, terapéutica. En términos generales, la denominación plaga afecta a todos los animales que causan daños a las plantas, lo que incluye a vertebrados, artrópodos, moluscos y gusanos, mientras que la denominación enfermedad afecta a los organismos que causan perturbaciones en el metabolismo de la planta, pudiéndole producir incluso la muerte, lo que incluye una serie de organismos microscópicos tales como los hongos, bacterias y virus.
Causas de las plagas y de las enfermedades de las plantas
Las causas pueden ser de diversa naturaleza, pudiéndose establecer dos grandes grupos, según sean de origen parasitario o no parasitario. Las afecciones parasitarias pueden ser provocadas por animales, vegetales o virus, mientras que las no parasitarias se deben a causas fisiológicas producidas por accidentes meteorológicos y carencia o exceso de elementos nutritivos. El siguiente cuadro muestra un resumen.
 
I. Parasitismo animal
Vertebrados
Mamíferos. En esta clase de vertebrados se encuentran algunos roedores e insectívoros, tales como ratas y ratones que causan daños en el campo y en los almacenes y topos que causan daños a las raíces con sus galerías.
Aves. Las grandes bandadas causan estragos en las siembras y en algunos árboles.
Artrópodos
Insectos. Constituyen el mayor número de plagas y las más dañinas.
Arácnidos. Algunos ácaros son muy perjudiciales en épocas de calor y tiempo seco.
Crustáceos. Algunas cochinillas pueden ser nocivas.
Moluscos
Gasterópodos. Los caracoles y las babosas causan daños a muchos cultivos.
Gusanos
Nemátodos. Son gusanos microscópicos que pueden causar daños severos a ciertos cultivos. Los síntomas de sus ataques son similares a los de ciertas enfermedades, por lo que en ocasiones son tratados como tales.
II. Parasitismo vegetal
Fanerógamas
Existen algunos vegetales sin clorofila que parasitan a otras plantas, como la cuscuta o el hopo.
Hongos
Son los mayores causantes de enfermedades en las plantas. Son organismos microscópicos, unicelulares o pluricelulares, con células unidas linealmente formando filamentos y desprovistos de clorofila. Pueden ser ectoparásitos, cuando se desarrollan en el exterior de la planta, como el oidio, o endoparásitos, cuando viven en el interior de la planta, como el mildiu.
Bacterias
Son gérmenes patógenos microscópicos, unicelulares, desprovistos de clorofila. Algunas bacterias son beneficiosas y forman simbiosis con la planta, como es el caso de las leguminosas, en las que las bacterias forman nodosidades en las raíces, tomando de la planta el carbono que necesita y le suministra nitrógeno que fija de la atmósfera. Las bacterias causan enfermedades como la "tuberculosis" del olivo y la "grasa" de las judías.
Virus
Son corpúsculos muy pequeños de naturaleza química y sin características de seres vivos, visibles únicamente con el microscopio electrónico y muy contagiosos, como el mosaico del tabaco.
III. Causas fisiológicas
Acción de la luz. La falta de luz puede producir en los vegetales "ailamiento", caracterizado por un alargamiento excesivo de los tallos y debilidad general de la planta.
Acción de la temperatura. La temperatura óptima para que una planta realice sus funciones oscila entre unos límites mínimos y máximos. Tanto el exceso de calor como el exceso de frío, las temibles heladas, pueden producir daños irreparables a las plantas.
Acción del granizo. Causa efectos traumáticos a las mismas plantas y/o a sus cosechas.
Acción del agua. El exceso de agua en el suelo puede producir asfixia radicular, mientras que la falta de agua produce la sequía, pudiendo llevar a la planta al denominado punto de marchitez, que es un estado irreversible.
Acción del aire. Los suelos compactos, carentes de poros por los que circule el aire, producen asfixia de las raíces, agravándose sus efectos si existe exceso de humedad.
Acción de la acidez y alcalinidad del suelo. El pH ejerce un papel muy importante en la asimilación de nutrientes por la planta. Si éste se encuentra por encima o por debajo de los márgenes que tolera la planta puede alterar su fisiología.
Acción del exceso o deficiencia de elementos químicos. Cuando la proporción de los elementos químicos que necesita la planta y toma del suelo por sus raíces no es la adecuada, se producen alteraciones en su fisiología, bien por carencia o por exceso
PARASITISMO ANIMAL
 
Daños producidos por mamíferos.
 
Algunos mamíferos roedores en ciertas áreas cerealistas y forrajeras suelen causar bastantes daños, pues se alimentan tanto de los órganos verdes de la planta como de sus granos. Dentro de este grupo y por su importancia destacan el ratón campestre (Microtus arvalis), el ratón de monte (Apodemus sylvaticus), la rata común (Rattus norvegicus), el ratón común (Mus musculus) y la rata negra (Rattus rattus). Son animales que viven en sociedades, son muy inteligentes, voraces y destructores y tienen una fecundidad muy alta, factores que los hacen temibles. Algunos pueden transmitir enfermedades al hombre. Normalmente se combaten usando cebos envenenados con productos tóxicos. Con las ratas son muy efectivos los productos anticoagulantes, que producen síntomas de una enfermedad natural y no inspiran desconfianza en el resto de la comunidad.
Los topos (Talpa europaea), a pesar de ser mamíferos útiles, pues devoran numerosas larvas de insectos, son perjudiciales para las raíces de las plantas de muchos cultivos. Se combaten empleando trampas especiales.
 
Daños producidos por aves.
 
Los daños más cuantiosos los producen los cuervos, cornejas y grajos, devastando los sembrados de cereales. Se combaten mediante cebos envenenados o se ahuyentan mediante sonidos o repelentes. También los gorriones en grandes bandadas pueden ocasionar pérdidas de cosechas ocasionalmente.
 
Daños producidos por artrópodos. Insectos.
 
Los principales daños son producidos por los insectos, causando daños en los cultivos y en los productos almacenados. El perjuicio que causan los insectos puede ser directo, mediante la alimentación o la ovoposición o indirecto, mediante la inoculación de algún agente patógeno.
Causan perjuicio directo aquellos insectos que se alimentan mediante masticación, como los saltamontes y las orugas, que consumen una porción bien visible de la planta huésped, atacando a las hojas, frutos, yemas o ramillas. Pueden causar daños externos o internos, como en el caso de los minadores o insectos taladradores, que abren galerías en los pecíolos de las hojas, ramas, troncos, frutos o raíces y que incluyen larvas de mariposas y escarabajos principalmente. También las raíces, tubérculos y bulbos subterráneos son devorados por las larvas de muchos escarabajos, moscas y algunas mariposas.
También causan daños directos aquellos insectos que hacen sus puestas sobre frutos, tallos u hojas.
Los insectos chupadores, que en lugar de piezas bucales masticatorias tienen un pico chupador, no causan heridas abiertas, pero disminuyen la vitalidad de la planta huésped. En muchas ocasiones, los efectos o reacción de la saliva que impelen estos insectos al chupar es peor que el efecto de succión de la savia, pues introducen en la planta toxinas que producen síntomas semejantes a las afecciones víricas y son muy destructivas. Los insectos chupadores vacían las células vegetales, extrayendo su color verde y dejando una pequeñísima mancha blanca donde se produjo la picadura. Cuando éstas son numerosas la hoja aparece blanqueada en ciertas zonas o en su totalidad. El rizado de las hojas o la "seca" de ciertos frutos son producto de la acción de insectos chupadores.
El perjuicio que causan ciertos insectos es más bien por el deterioro o corrupción del producto que al consumo que hacen de él. Por ejemplo, muchos pulgones segregan melazas que son causa de aparición de ciertos hongos que deprecian el producto. Si son muy peligrosos aquellos insectos chupadores que transmiten enfermedades de una planta a otra, por lo general bacteriana o vírica.
Dentro del mundo de los insectos, son especialmente perjudiciales a los cultivos los siguientes:
Orden Orthoptera Langosta, alacrán cebollero
Orden Heteroptera Chinches, mosca blanca
Orden Homoptera Pulgones, cochinillas, piojos, serpetas
Orden Thysanoptera Trips
Orden Coleoptera Gorgojos, escarabajos, barrenillos, gusanos
Orden Lepidoptera Gusanos, taladros, polillas, minadores, rosquillas
Orden Diptera        Minadores, moscas, mosquitos.
Daños producidos por artrópodos. Arácnidos.
 
Los ácaros son Arácnidos de pequeño tamaño con 4 pares de patas en estado de ninfa y adulto y sólo tres pares de patas en estado de larva, siendo los machos de menor tamaño que las hembras. La mayoría son ovíparos, aunque algunas especies son ovovivíparos y vivíparos, con una fecundidad muy elevada. Los ácaros se reproducen en mayor cuantía en atmósfera seca y con calor elevado. Dentro de la familia Tetranychidae se encuentran varias especies muy dañinas para los cultivos, destacando la "araña amarilla" (Tetranychus telarius), de forma globosa y de color amarillento-anaranjado y la "araña roja de los frutales" (Metatetranychus ulmi), de cuerpo redondeado de color rojo oscuro. La primera es una plaga muy polífaga que teje telas de seda en la cara inferior de las hojas, asegurando una protección de los huevos frente a medios adversos e incluso frente a tratamientos acaricidas. La segunda ataca a numerosos árboles frutales, vid, fresa, etc. Otra especie de importancia en nuestro país es la "araña roja de los naranjos" (Brevipalpus phoenicis), que produce lesiones en la corteza del fruto.
La causa de la pululación de los ácaros en el verano son el elevado número de generaciones junto a una fecundidad importante, su facilidad de dispersión por el viento, la aparición de períodos calurosos y secos y el descenso de sus enemigos naturales, muchas veces debido a los propios tratamientos insecticidas.
La lucha contra los ácaros se realiza por medio de productos tales como sulfitos, sulfonatos, sulfonas, sulfuros, dinitroderivados, derivados nitrogenados, derivados de quinozalina, etc. siendo unos más eficaces que otros, dependiendo del momento de la aplicación y de que si lo que se desea combatir son los huevos, los adultos o ambos.

Daños producidos por artrópodos. Crustáceos.
 
Las denominadas "cochinillas de humedad" son Crustáceos terrestres que pueden causar daños a las plantas pues se alimentan de órganos vegetales tiernos y jugosos. Viven en lugares húmedos y a la sombra. Algunas de ellas tienen cuerpos formados por anillos que les permiten arrollarse en forma de bola, como en Armadillidium vulgare. Se combaten con cebos tóxicos o pulverizaciones de insecticidas.
 
Daños producidos por Moluscos.
 
Dentro de los Gasterópodos, causan daños a las plantas los "limacos o babosas" (Agriolimax agrestis) y algunos "caracoles" (Helix hortensis). Las babosas carecen de una concha, mientras que los caracoles llevan la característica concha dorsal. Causan daños a las hojas de numerosas plantas, principalmente de huerta. Se combaten mediante cebos envenenados a base de salvado o en forma granulada.
 
Daños producidos por gusanos. Nemátodos.
 
Los nemátodos son gusanos nematelmintos, con el cuerpo sin segmentar, que se han acomodado a la vida parasitaria. Son pequeñísimos, de apenas 1 mm de longitud. Con su aguijón bucal perforan las células vegetales y chupan sus jugos, destruyéndolas y disminuyendo la vitalidad de la planta. Algunas especies provocan la aparición de nodosidades y otras malformaciones. Su reproducción puede ser sexual o partenogenética. Las larvas sufren varias mudas hasta alcanzar el estado adulto. Muchas veces, ante condiciones adversas las larvas se enquistan y pasan así un período de tiempo que puede durar hasta varios años. Requieren para vivir suelos húmedos y se propagan con facilidad con la tierra, restos vegetales, aperos de labranza, etc.
Existen nemátodos que forman quistes en las nodosidades de las raíces, como Meloidogyne; otros forman quistes libres sobre las raíces, como Heterodera; otros viven en el suelo sin formar quistes, como Pratylenchus; otros nemátodos atacan las hojas, como Aphelenchoides o el tronco o el tallo, como Ditylenchus.
 
PARASITISMO VEGETAL
 
Daños producidos por fanerógamas.
 
Existen algunas plantas fanerógamas, es decir, con flores y frutos, que al carecer de clorofila necesitan parasitar a otras plantas para obtener el carbono que ellas no pueden asimilar directamente. Estas plantas pueden parasitar a otras por la parte aérea, introduciendo chupadores en sus tejidos, como la cuscuta (Cuscuta epithynum), que aunque afecta a numerosos grupos de plantas, sus daños son más importantes en la alfalfa y el trébol. También pueden parasitar a otras plantas por las raíces, como el hopo (Orobanche crenata), especialmente dañino en cultivos de habas y otras leguminosas.
Otras plantas, sin ser parásitas ni semiparásitas, al aparecer sobre los cultivos compiten con éstos por los nutrientes, considerándoselas plantas nocivas o malas hierbas. Sus daños también pueden ser cuantiosos si no se las combate mediante productos herbicidas.
 
Daños producidos por hongos.
 
Junto con los insectos constituyen la mayor amenaza para las plantas cultivadas. Los hongos son organismos vegetales desprovistos de un sistema diferenciado de circulación. Su aparato vegetativo es un talo, unicelular en las formas más simples, u organizado en estructuras más o menos complejas, a menudo formado por varias células unidas en una serie lineal formando filamentos que se entrecruzan, formando el denominado micelio. Estas ramificaciones del hongo, que se denominan hifas, pueden ser vegetativas, cuando contribuyen a la nutrición, o fértiles cuando en ellas se forman las células reproductoras llamadas esporas o conidias. Los hongos carecen de clorofila, necesitando tomar el carbono de otras plantas vivas (hongos parásitos) o muertas (hongos saprofitos).
La mayor parte de las enfermedades de las plantas son producidas por hongos parásitos, que pueden ser a su vez ectoparásitos, cuando se desarrollan en el exterior de la planta y solamente algunos órganos chupadores llamados haustorios penetran en los tejidos, o endoparásitos, cuando viven en el interior de la planta parasitada, desarrollando su micelio en los espacios intercelulares.
Según la forma de reproducción, los hongos se dividen en cuatro grupos: Ficomicetos, Basidiomicetos, Ascomicetos y Deuteromicetos u hongos imperfectos.
Los Ficomicetos son hongos con reproducción sexuada, ya sea isogámica produciendo zigosporas, o heterogámica, formando oosporas, o asexuada, formando conidias o zooporas. A este grupo pertenecen los Phytium, que causan podredumbres en los semilleros, los mildius, los phytophthora.
Los Basidiomicetos son hongos que producen externamente esporas denominadas basidiosporas. Pertenecen a este grupo los denominados "carbones" y "tizones" y las royas.
Los Ascomicetos es el grupo más numeroso de hongos, caracterizado por sus células en forma de saco, libre o dentro de una fructificación, denominado asca, en el cual se forman las ascosporas. Pertenecen a este grupo los oidios, los "chancros", antracnosis, "lepras", etc.
Los Deuteromicetos o Adelomicetos son un grupo de hongos en los cuales la reproducción asexuada es desconocida, porque no existe o porque no ha sido observada, de ahí su denominación de hongos imperfectos. Su reproducción se realiza por conidias. Pertenecen a este grupo la Cercospora, Alternaria, Fusarium, etc.
Para que se difundan las enfermedades producidas por los hongos parásitos es necesario que se den simultáneamente las tres condiciones siguientes: Que existan un número suficiente de plantas huésped receptivas, que exista un número suficiente de esporas o conidias del hongo y, por último, que las condiciones del medio sean las favorables para el desarrollo de la enfermedad.
Las enfermedades producidas en las plantas pueden ser agudas, cuando alcanzan en un corto periodo de tiempo una intensidad máxima. Se suelen dar en vegetales herbáceos, con tejidos tiernos y ricos en agua y en condiciones ambientales muy favorables, tal como ocurre con los mildiu. Pueden ser subagudas, cuando el período de tiempo es algo más dilatado, como es el caso de los oidios. O pueden ser crónicas, cuando el período de tiempo para alcanzar su máxima evolución es muy largo o cuando son soportadas por el vegetal sin daños graves para su actividad general. Es el caso de muchos hongos de la madera.
Entre las principales enfermedades de carácter general que atacan a muchas clases de cultivos podemos destacar:
 
Enfermedades localizadas en hojas, tallos, troncos y ramas.
 
Son los denominados "mildiu", hongos Ficomicetos especializados en una u otra planta, los que producen los mayores daños. Al género Pythium pertenecen muchos de los hongos que causan daños en las plantitas jóvenes de muchas especies hortícolas y ornamentales. Al género Phytopthora pertenecen hongos que producen mortandad sobre las plantas jóvenes y podredumbres en raíces y la base del tallo de plantas de más edad. Como síntomas externos producen en el envés de las hojas de las plantas atacadas una vellosidad blanco-grisácea, formada por gran cantidad de conidióforos. En el haz, y correspondiéndose con la vellosidad del envés, aparecen unas manchitas amarillentas que se van oscureciendo poco a poco, alcanzando un color atabacado.
Las enfermedades denominadas "mal blanco" son producidas por hongos del género Albugo. Atacan especialmente a plantas de la familia Crucíferas. Originan sobre las hojas una especie de pústulas que una vez rotas esparcen un polvillo blanco formado por infinidad de conidias. Son especialmente sensibles las plantitas jóvenes.
Los "oidios" son hongos Ascomicetos ectoparásitos, con los filamentos en el exterior, sobre la epidermis de las hojas de la planta huésped, introduciendo solamente los haustorios. Forman colonias más o menos redondeadas de aspecto blanco y pulverulento. Se desarrollan con climas secos y una ligera humedad, al contrario que los "mildiu", que necesitan siempre una humedad alta. Entre los géneros más importantes destacan Sphaerotheca, Podosphaera, Erysiphe y Uncinula.
Las Antracnosis están causadas por hongos de los géneros Colletotrichoum y Gleosporium, produciendo sobre las zonas atacadas lesiones profundas y bien delimitadas, con aspecto de quemadura, con la consiguiente necrosis de los tejidos. Necesitan humedad alta para progresar, y se difunden con el agua de lluvia o el riego por aspersión.
La Alternariosis está causada por hongos del género Alternaria, produciendo manchas negras redondeadas sobre las hojas y alargadas en los tallos, en ocasiones rodeadas de zonas concéntricas. Necesita humedad alta, como después de una lluvia, para producir la infección.
La Cladiosporiosis está causada por hongos del género Cladosporium, que necesitan de una humedad alta y ambientes poco ventilados para su ataque. Los síntomas son manchas y presencia de moho verdoso.
La Septoriosis está causada por hongos del género Septoria, que producen manchas circulares bien definidas que se llenan de puntitos negros, los picnidios del hongo. Los hongos diseminan sus esporas con la lluvia.
Las royas están producidas por hongos de los géneros Puccinia, Uromyces, Phragmidium, etc., con un ciclo evolutivo complicado al presentar diversos tipos de fructificaciones que producen diversas clases de esporas. En ocasiones todo el ciclo lo realizan sobre una misma planta (autoicas) o sobre dos plantas diferentes (heteroicas). Los síntomas consisten en la presencia en las hojas de pústulas con aspecto, forma y disposición típicos de su etiología, siendo frecuentes las manchas amarillentas, anaranjadas o rojizas formadas por los "soros" del hongo. La humedad y la temperatura moderada son condiciones ideales para la infección, especialmente al amanecer, con las gotas de rocío y el sol.

Enfermedades vasculares.
 
La Fusariosis está originada por hongos del género Fusarium, que se desarrollan como parásitos sobre plantas verdes y pueden también vivir en el suelo, sobre restos orgánicos en descomposición. Atacan a las raicillas, penetrando el micelio hasta alcanzar los vasos conductores, que quedan obstruidos. Los síntomas son el amarilleo y marchitez de las hojas, con una "tristeza" de la planta. La zona del cuello de la planta por lo general presenta un color pardo oscuro. La especie que más estragos causa en Horticultura es Fusarium oxysporum, que con sus numerosas ramas se convierte en parásito específico de numerosos cultivos.
La Verticilosis está causada por hongos del género Verticillium, que produce síntomas similares a la Fusariosis, con una obstrucción de los vasos conductores. Ataca a numerosas plantas hortícolas y ornamentales, produciendo marchitez y un amarilleo de las hojas.
 
Enfermedades de las raíces y de los bulbos.
 
Los hongos del género Sclerotinia producen masas de micelio muy apretadas denominadas esclerocios, muy resistentes. Al germinar pueden producir conidias o apotecios en cuyo interior se encuentran ascas con ascosporas. La forma conídica más corriente es el tipo Botrytis, que se caracteriza por la disposición y forma de sus conidióforos. Producen enfermedades tales como el "moho gris" (Botrytis cinerea), o el "mal del esclerocio", difíciles de combatir.
Dentro del grupo de hongos con micelios estériles se incluyen aquellos que no tienen reproducción sexual ni por esporas, reproduciéndose por formas especializadas del micelio. Destacan dentro de este tipo de hongos los del género Rhizoctonia, que producen necrosis en las raíces y podredumbres en el cuello de la planta y en aquellos órganos en contacto con el suelo.
La enfermedad denominada "podredumbre blanca de las raíces" está producida por un hongo del género Armillaria, que ataca buen número de árboles. Los síntomas son la presencia de micelio blanco en las raíces atacadas o debajo de la corteza. La parte aérea de la planta atacada presenta amarilleo de las hojas y marchitez. Le favorecen los suelos ácidos y la humedad alta.
 
Daños producidos por bacterias.
 
Las bacterias son organismos unicelulares microscópicos, presentando en ocasiones agrupaciones celulares. Pueden ser células redondeadas (Cocos), alargadas en forma de bastoncillos (Bacilos), alargadas y en forma de coma (Vibriones) o con finos filamentos ondulados (Espirilos). Su cuerpo consta siempre de una pared, una membrana citoplasmática, un citoplasma y un aparato nuclear, mientras que facultativamente pueden tener también cápsulas, flagelos o diversas inclusiones citoplasmáticas. Los síntomas de las enfermedades que producen no son siempre típicos y se pueden confundir con los producidos por enfermedades debidas a los hongos o a otros agentes. Los daños que producen pueden ser tumores, marchitamientos, necrosis secas o podredumbres blandas.
Las bacteriosis se propagan por medio de prácticas culturales, a través de esquejes de plantas contaminadas, o a través del propio suelo, por el uso de sustratos contaminados. También pueden ser transmitidas por insectos y nemátodos. Siempre penetran por los estomas o por una lesión existente, pues carecen de órganos diferenciados que les permitan penetrar mecánicamente en los tejidos de la planta. Para luchar contra las bacteriosis son necesarias medidas profilácticas ante todo, pudiéndose recurrir a la lucha química, utilización de material sano, lucha biológica, etc.
 
Daños producidos por virus.
 
Los virus, aunque se comportan como seres vivos, no obstante, vistos al microscopio electrónico parecen ser un corpúsculo de naturaleza química definida, sin vestigios de organización. Una característica notable de los virus es la de no ser cultivables en ausencia de la célula viva receptiva, sobre la que se multiplica como si de un ser vivo se tratara, perturbando la producción normal de proteínas de la célula, que quedan sustituidas por las proteínas virus patógenas. Las virosis son muy contagiosas y se propagan con mucha rapidez. Los síntomas de su ataque se manifiestan en toda la planta, produciendo tres tipos de síntomas: mosaicos, necrosis y deformaciones. Los mosaicos, la forma más general de virosis, se caracterizan por manchas amarillentas o verde claro, con contornos bien delimitados o difuminados. Las necrosis consisten en la destrucción de los tejidos atacados y afecta a los más diversos órganos de la planta. Las deformaciones afectan al vegetal en su conjunto, en forma de enanismo, con cortos entrenudos y raíces poco desarrolladas, o por una degeneración de la planta, con deformaciones de hojas, etc.
 
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