TRASPLANTE DE PALMERAS

El trasplante de grandes ejemplares de palmeras ha tomado un gran auge en España en los últimos años, sobre todo por la gran demanda existente en nuevas urbanizaciones, principalmente en zonas costeras. Ello ha propiciado una legislación de protección y control que impidiese la desaparición de las palmeras de muchos de nuestros paisajes o de esos palmerales únicos en Europa propios de las zonas Alicantino-Murcianas.

Las palmeras, como cualquier otro vegetal, al ser trasplantadas sufren un traumatismo que es preciso remediar y minimizar en lo posible en aras del éxito del propio trasplante. Ese traumatismo es mayor cuanto más adulta es la planta. Además de ello, y a diferencia de los árboles coníferas y frondosas, su sistema radicular es del tipo fasciculado y no pivotante, con una cabellera de raíces que profundiza menos y que tiene en ocasiones escasa capacidad de ramificación o regeneración. Estas características hay que tenerlas en cuenta a la hora de decidir un trasplante y dimensionar el tamaño del cepellón.

Digamos, por tanto, que el conocimiento del comportamiento del sistema radicular es de vital importancia para poder dimensionar el tamaño que daremos al cepellón, pues del mismo modo que el cepellón no debe ser escaso y que comprometa a la planta, tampoco es necesario que sea excesivo e incómodo de manipular.

Hay que tener en cuenta los tres casos que nos podemos encontrar a la hora de querer trasplantar una palmera:

Los cortes de raíces deberán ser limpios y sin desgarres, y se desinfectarán con un fungicida como medida de prevención.

Operaciones delicadas son la carga y traslado de los grandes ejemplares, que deberá hacerse con sumo cuidado para no dañar la corteza, la cual, a diferencia de los árboles, no se regenerará y las marcas quedarán para siempre.

En cuanto a la época de realizar los trasplantes depende del clima de la zona, pero podemos generalizar que desde Mayo a Agosto es buena época, pues la tierra se encuentra con la temperatura suficiente y las palmeras tienen actividad.

Entre otros cuidados que debemos tener presentes destacamos:

- Procurar colocar la palmera con la misma orientación que tenía en su posición original.
- Procurarle un buen hoyo con un sustrato adecuado que favorezca el enraizamiento.
- Proporcionarle un riego copioso asegurándonos que el agua llegue a la base del cepellón. Un buen truco es el de colocar un par de tubos que lleguen al fondo del hoyo, por el que verteremos el agua.
- Asegurar la palmera mediante tensores u otro sistema que la asegure del viento.
Trasplante de un gran ejemplar de Phoenix dactylifera. Murcia 1985

Ejemplar ya preparado y con el cepellón formado. Mediante traviesas se aseguró que las cuerdas no seccionaran el cepellón. Se termina de desprender el cepellón mediante palas mecánicas. Se le prepara una cama para dejar caer suavemente la palmera

Las grúas tiran del cepellón y lo desprenden, dejando caer a la palmera sobre la cama de tierra Ya el cepellón está arrancado en su totalidad y la palmera es izada lentamente. La palmera ya está fuera de su hoyo y preparada para su carga y transporte.

La palmera es traída a su nuevo emplazamiento y es izada del camión que la transportó. Suavemente se van realizando los movimientos inversos que se hicieron al arrancarla. Se va depositando en el hoyo con suavidad.

La palmera ya está casi lista en su nuevo emplazamiento. Poco a poco mediante las grúas se va poniendo en posición vertical. La palmera tres años después de su trasplante. 1988

La palmera veinte años después. 2008